Una carrera universitaria desde el punto de vista artístico y cultural es la Comunicación Audiovisual. En ella, los estudiantes aprenden los fundamentos del arte audiovisual, lo que incluye la escritura de guiones, la construcción de la imagen en movimiento con una finalidad artística, y, en definitiva, la creación de películas, series, documentales y toda la larga lista de géneros audiovisuales que existen.
No obstante, para muchas personas es una carrera «sin salida», signifique lo que signifique eso en los precarios tiempos que corren en la actualidad.
En cierto modo, es complicado ganarse la vida con cualquier tipo de trabajo artístico. No solo con el cine o la televisión, también con la ilustración, con la música o con la escritura de novelas y poesía. Es una labor inestable no solo por el hecho de que dependemos del impacto sobre las personas a las que queremos vender y ofrecer nuestro trabajo, sino porque, sin la financiación de empresas, productoras, editoriales y discográficas, lo tenemos muy difícil.
Aun así, como creadores autónomos podemos aprender a manejar los fundamentos del marketing digital para publicitar nuestras obras. Si lo hacemos bien, empezaremos a ser conocidos y tal vez halagados por autoridades en la materia.
Lo primero que deberíamos hacer si queremos vender, en este caso, nuestros cortos de ficción o nuestras series documentales, o tal vez simplemente nuestros servicios como escritores y escritoras de guiones, es aprender a ser visibles.
Somos visibles si creamos nuestro sitio web profesional y lo posicionamos bien en Google, complementando luego esa tarea con la creación de perfiles activos en redes sociales y tal vez de un blog personal.
La visibilidad se consigue, como diría cualquier agencia SEO especializada, aplicando la optimización en los motores de búsqueda. Es decir, investigando a las personas que creemos que disfrutarán aquellas creaciones audiovisuales que ofrecemos e introduciendo las palabras clave que sabemos que utilizarán para buscar información relacionada.
Esta optimización también debe aplicarse a nuestros perfiles en Facebook, Twitter o Instagram, donde debemos procurar conversar siempre con nuestros usuarios, mostrarnos y utilizar una actitud de desenfado. La confianza es clave en el proceso.
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